Conozco a tantas personas que han tenido a sus hijos a través de cesáreas que nunca me había planteado si dolían o no. Pero las cesáreas son intervenciones de cirugía importantes que no se deben realizar por capricho, sino que son específicas para situaciones de emergencia.
De hecho, somos uno de los países del mundo en el que se practican más cesáreas. Seguramente la edad avanzada de las madres, o quizás la cantidad de embarazos que provienen de reproducción asistida contribuyen a este hecho.
Por suerte, mi primer parto fue vaginal, y el primero de mis hijos mellizos también llegó por via vaginal. Y como yo me recupero rápidamente de los partos vaginales, cuando el segundo de mis mellizos llegó a través de cesárea pensé que sería lo mismo. Pero que equivocada estaba.
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A mi la cesárea me dolió una barbaridad
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Cada persona tiene diferente resistencia al dolor. Así que mi experiencia es solo mía pero puede servirte para hacerte a la idea de la enorme diferencia que existe entre un parto vaginal y una cesárea, sea de emergencia o no. Primeramente, debemos tener en cuenta de que el acto de parir es algo natural en la mujer. Así que nuestro cuerpo está programado para engendrar vida a través de un parto vaginal. La recuperación es rápida y en seguida estamos apunto para atender a nuestro bebé y volver a realizar vida más o menos normal. Teniendo en cuenta de que nadie se escapa de la cuarentena.
Parir a través de una cesárea es realmente otro mundo y a mi personalmente me dolió muchísimo la recuperación.
Hay personas que dicen que no les ha dolido tanto pero para mi, la primera semana postparto fue un suplicio, aunque a partir de los 7 u 8 días empecé a mejorar muchísimo y a los 15, aunque no estaba recuperada del todo, ya me sentía totalmente yo.
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Primer día post cesárea
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Durante la cesárea la epidural no permite que sufras ningún tipo de dolor y los dos primeros días después del parto los sedantes que te administran hacen que el dolor, mientras estás en la cama, sea más llevadero. Para mi, lo peor del primer día, en el que ni me levanté de la cama (llevaba una sonda que me sacaba el pipí), fue que vomité todo lo que comía. De hecho, justo después del parto y antes de llegar a la habitación, ya vomité la cena del día anterior.
El día después de parir, cuando tu herida ya empieza a doler al mínimo movimiento, viene una enfermera y te obliga a levantarte y a salir de la cama. Os prometo que en ese momento la queréis matar porque ni os imagináis lo que duele. Pero para una pronta recuperación debéis hacerle caso.
La primera vez que te levantas después de una cesárea es muy duro. Yo tuve que ir muy despacio e incluso me mareé y aunque llegué hasta el baño, me fue imposible hacer un pipí. Una de las enfermeras me dijo que me dejaba sentada en una butaca pegada a la cama, y no duré sentada más de 30 segundos. Con mucha fuerza y dolor me volví a meter a la cama.
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Resto de días en el hospital
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Parí una madrugada de lunes a martes y estuve en el hospital hasta el viernes de esa semana. Fueron 4 días que se hicieron un poco eternos. En un principio todo el mundo me decía que debía mejorar a partir del segundo o tercer día después de la cesárea pero a mi no me pasó. La herida me dolía horrores. Cada vez que intentaba salir de la cama veía las estrellas. De hecho, el tercer día me tenían que retirar los calmantes intravenosos y empezar con los orales y les pedí si me los podían dejar medio día más.
El viernes cuando me fuí para casa pensaba que no podría hacerlo. Caminaba jorobada y me dolían horrores las grapas de la herida.
Ese fin de semana lo pasé fatal. Las grapas no me dejaban vivir, así que el domingo acudí a urgencias y me las quitaron. Además la herida no dejaaba de picarme y tirar con bastante dolor unos 3 o 4 días más. De hecho, ni los calmentes orales que me recetaron me hacían algún efecto. Levantarme de la cama era sinónimo de ver las estrellas, coger un plato de la cocina me producía un dolor insoportable… pero pasaron los días.
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Y vi la luz
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A partir de los 10 días, y coincidió en cuanto empecé a caminar de forma regular, vi la luz. Cada día que pasaba me encontraba un poco mejor. Los puntos y la herida dejaron de dolerme, dejé de tomar calmantes y cada vez tenía más ganas de hacer cosas. Cada día me ocupaba más de mis bebés, ya me movía con soltura por la casa y la cocina. Y cada día intentaba caminar más y más tiempo. Y creo que ésta fue precisamente la clave de la recuperación. En cuanto empecé a pasear el cuerpo empezó a sanar.
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Cuidados postcesárea
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La cicatriz de una cesárea es algo que se tiene que cuidar. Piensa que es la parte que vemos de una cirugía importante en la que se cortan y cosen de forma individual diferentes capas de piel, músculo y útero. Cuando hayamos pasado la cuarentena es importante que revisemos con nuestra matrona o con un profesional de suelo pélvico la forma en como podemos tratar esta área. Aplicando aceite de rosa mosqueta sobre la herida y realizando un masaje antiadherencia para facilitar la curación de la zona. Además, creo que también existen algunos tratamientos láser o indiba para minimizar este tipo de cicatrices. Yo aún estoy lejos de este punto. Estoy en plena cuarentena, pero en cuanto pase, quiero cuidarme esta zona para poderme sentir recuperada del todo.