Cuando eres madre tener ahorros es de vital importancia. Todas hemos sido jóvenes y libres y nos hemos gastado lo que ganábamos en ropa, fiesta y salir por ahí. Algunas lo hemos invertido en viajes, otras en estudios o simplemente hemos vivido el presente «precario» que nos ha tocado lo buenamente que hemos podido.
Cuando llega un hijo todo esto cambia. Un hijo representa el futuro, representa gastos y es tu responsabilidad asumirlos. Nadie nos explica que las guarderías son caras, que las vacunas no obligatorias también o que sus zapatitos valen más que los tuyos. Nosotros no empezamos a ver claramente que el dinero podía ser un problema hasta que tuvimos a baby G.
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La inflación ha cambiado nuestra maternidad.
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Además la llegada de nuestra baby coincidió con el imparable aumento de precios post pandemia que estamos asumiendo todos. Del primer al segundo año de guardería nos subieron 150 euros la cuota mensual, por no hablar del aumento de la hipoteca y el espectacular aumento de la cesta de la compra que nos ha dejado poco margen para el ahorro y la inversión.
Así que este post está pensado para dar consejo a esas futuras mamás y a todas las que tenéis niños pequeños. Para que podáis administrar el dinero, llegar a fin de mes y ahorrar para ese futuro que está lleno de planes y deseos por cumplir.
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Vivir por debajo de vuestras posibilidades
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La forma de ahorrar, tener un colchón y ese dinero extra para invertir o asegurar vuestro futuro parte del punto de partida más importante de todos: debéis vivir por debajo de vuestras posibilidades y ahorrar dinero. Para ahorrar queda rotundamente prohibido tirar de tarjetas de crédito que no podéis liquidar o gastaros cada mes todo lo que ganáis.
Seguramente para poder ahorrar deberéis cambiar algunos hábitos, pero iremos por partes. ¿Cómo se empieza?
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Anota todos tus gastos y crea un presupuesto mensual
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Antes de mirar tu salario tenemos que investigar en lo que gastas cada mes y sobretodo conocer tus gastos fijos. Por gastos fijos entendemos lo que son alquiler o hipoteca, electricidad, agua, gas, comida, gasolina, seguro del coche, préstamo del coche, móbil… cuando tenemos la lista de lo que gastamos para vivir sabemos lo que podemos recortar para ahorrar.
Ahora os voy a poner un ejemplo. Imaginamos que mis gastos fijos son:
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300 euros – hipoteca
150 euros – mantenimiento casa (electricidad, agua, gas e internet)
26 euros – transporte (no tengo coche y voy al trabajo en transporte público)
40 euros – seguro médico
26 euros – móbil
400 euros – comida
40 euros – ropa y zapatos
40 euros – gimnasio
80 euros – guardería infantil (este año ha entrado en una guardería pública. Yo cubro la mitad de la cuota y mi pareja la otra mitad)
100 euros – ocio (tomar cafés, alguna comida fuera de casa, peluquería…)
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TOTAL: 1202
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Cómo véis en este presupuesto pongo todo lo que pago en un mes normal con mi sueldo. Hay algunos gastos que comparto con mi marido y otros que no. Los dos decidimos tener cuentas separadas así que su ahorro es suyo y el mío es mío. Pero claro, eso cada pareja lo decide como quiere.
Atención: como veis destino 100 euros al mes a «caprichos». Para muchos ésta no es una partida innecesaria pero creo que es un error. Por supuesto que el ahorro intenta controlar el gasto, pero un ahorro demasiado restrictivo ocasiona que pronto abandones la disciplina y vuelvas a derrochar. Si no te permites ciertas consesiones o pequeños lujos seguramente te frustrarás y dejarás de ahorrar por más que te motive el objetivo final.
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Cuando tienes anotado el gastos empieza a ahorrar
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Una vez ya tienes la lista de tus gastos básicos tienes que mirar si hay alguno que puedes recortar. Por ejemplo, seguramente mi cuota del gimnasio sería prescindible, pero para mi cuidar el core y la faja abdominal son un básico de mi salud y ya he probado de hacer ejercicio por mi cuenta y no me cunde. Así que es necesario. Seguramente también podría ajustar un poco más el presupuesto de comida. O bien hablar con mi jefe para entrar una hora más tarde y así poder dejar a mi bebé más tarde por la mañana en la guarde y no pagar la hora extra de acogida.
Pero por el momento, partiendo de esta cifra de 1202 euros ya sé que puedo ahorrar todo lo demás que gane en el mes. De hecho, cuando empieza el mes lo único que queda en mi cuenta corriente son estos 1202 euros y opero con ellos como si no contara con ninguna cuenta más hasta que llega el próximo cheque.
Y seguramente muchos de vosotros os preguntaréis que ¿Cuánto gano para poder ahorrar?
Pues en el año mis ingresos varían entre los 1400 euros mensuales a los 2000. Así que hay meses en los que puedo ahorrar 200 euros y otros 800 pero todos los meses ahorro. Mi regla es no pasarme nunca de los 1202 euros de gasto.
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Vivir con poco
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Quizás a alguno de vosotros les parece muy extraño eso de vivir con tan poco. En realidad es una forma de vida mucho más simple. Ni os imagináis la libertad que da tener menos gastos fijos y el saber que tienes un dinero ahorrado y que estás poniendo a invertir para que puedas asegurar tu futuro y el de tus hijos. El dinero realmente no da la felicidad pero si que te da más opciones y oportunidades para cumplir tus sueños.
Viviendo una vida más simple he descubierto que no necesito tanta ropa, que cambiar los restaurantes por comidas de picnic es divertido y que hay un montón de planes gratis para hacer en familia. Fiestas mayores, tardes de parque, tardes de cuentos en bibliotecas públicas o noches de peli y palomitas…
La libertad financiera aporta tranquilidad.
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Ahorra todo el dinero «extra» que caiga en tus manos
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Cuando tienes claro el prespuesto mensual ya sabes que el resto va para el ahorro. Así que cualquier dinero extra que caiga en tus manos ahórralo. Por ejemplo, dinero que te tiene que devolver hacienda o un aumento de sueldo inesperado o bien si alguien de la familia te hace un regalo en metálico para ti o tus hijos.
El problema del dinero que te cae sin esperártelo es que se va muy rápidamente y si aprovechas para ahorrarlo y posteriormente invertirlo se multiplica sin que realmente hayas notado el esfuerzo.
Tenéis que tener en cuenta que el ahorro es una carrera de fondo y que lo importante siempre es sumar.
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Tener claro los objetivos
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Tener ahorros para tener ahorros no sirve para nada. El objetivo de ahorrar es que el dinero nos permita hacer cosas o perseguir nuestros sueños. Para nosotros es fundamental ahorrar para varios objetivos.
El primer objetivo que nos hemos marcado como familia es tener un fondo emergencia por si algo pasa. Por ejemplo, si uno de los dos pierde su trabajo o bien tenemos que asumir una baja durante mucho tiempo. O incluso para poder tener dinero ante una reparación inesperada del coche, o si tenemos que ayudar a nuestros hijos a pagar sus estudios, o bien si inesperadamente tenemos que reparar algo de la casa.
Nuestro segundo objetivo es ahorrar e invertir para nuestra jubilación. Nosotros tenemos claro que con la inflación actual lo que obtendremos cuando nos jubilemos no nos bastará para vivir. Así que ahorramos e invertimos para incrementar nuestros activos y fuentes de ingreso para el día de mañana. Y si les pudiéramos dejar algo a nuestros hijos mejor que mejor.
Nuestro tercer objetivo es tener dinero para viajar. Nos encanta viajar. Nos gusta descubrir sitios lejanos pero también desconectar en el mundo rural y nos adaptamos tanto a los viajes lujosos como a los más rastreros. Pero, aunque el viaje sea asequible, no nos engañemos. Ver mundo y vivir experiencias cuesta dinero, así que parte de nuestro ahorro va para este objetivo. Tengo que admitir per por el momento estamos muy focalizados en los objetivos uno y dos y hasta 2025 no hay previsión de hacer un buen viaje.
Y nuestro último objetivo, y el que desgraciadamente parece más inaccesible, es el de comprar un terreno y construir la casa de nuestros sueños, con olivos, una pequeña charca y nuestro propio huerto y gallinas.
Supongo que cada uno de vosotros tendréis vuestros objetivos y vale la pena luchar por ellos pero ya os digo yo que sin ahorro y un cierto grado de sacrificio no lo podréis conseguir. El ahorro pone las bases para el futuro que siempre habéis soñado para vuestra familia.
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Ahorrar requiere de paciencia y de un nuevo enfoque
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El ahorro, sobretodo para las que no tenemos muchos recursos, es un trabajo de hormiguita. Y por desgracia el mundo actual parece premiar únicamente a la satisfacción inmediata y a los no ahorradores. Las personas comen lo que quieren cuando quieren, se van de viaje aunque no tengan dinero porque viven a crédito y compran pisos que no tienen claro si van a poder pagar. Las deudas a corto y a largo plazo les ahogan y hacen tambalear las economías familiares y todo esto es un bucle que parece no tener fin. Y es que la sociedad del consumo únicamente incentiva el gasto no el ahorro.
Ahorrar requiere de paciencia y a veces vivir de forma un tanto alternativa a lo que hace el resto de la gente. Nos hemos quedado en casa cuando todo el mundo se ha ido de vacaciones, hacemos uso de planes low cost: tardes en bibliotecas o en el parque, pícnics al aire libre o actividades que organiza el ayuntamiento para los peques. Evitamos siempre que podemos tomar algo o comer fuera. Intentamos reciclar ropa de amigos y familiares y siempre planeamos la compra semanal con antelación.
Al principio estos «pequeños» sacrificios cuestan. Pero después te acostumbras y cuando ves que tu economía va más saneada, que vas eliminando las deudas, que tienes ahorros y que incluso trabajan para ti y te dan intereses o dividendos, te das cuenta que vas por el camino correcto. Aunque si que quiero dejar claro que los primeros tiempos viviendo así son duros porque tardas un poco en ver los resultados y te preguntas si tanto sacrificio vale la pena.
Prometo pronto hacer un post sobre inversión, para que conozcáis «algunas» formas de rentabilizar vuestro capital.