Mi transferencia embrionaria fue el pasado 13 de julio de 2020 y llegué a ella bastante tranquila. Fue transferencia en ciclo natural, por lo tanto yo anteriormente había ido unos 5 días a la clínica de fertilidad para que me controlaran tanto la ovulación como también mis niveles de progesterona.
El día de la transferencia, con mi pareja, decidimos ir temprano a Barcelona. La hora de la transferencia era a las 4 de la tarde pero teníamos que llegar a la clínica a las 3 y media.
Creo que en ese momento si que estábamos un poco nerviosos porque a las 12h de la mañana ya estábamos dando vueltas por un centro comercial próximo a la clínica.
A continuación fuimos a comer a un restaurante en el que intenté beber bastante agua pero sin pasarme. Debéis recordar que para hacer una transferencia la vejiga debe estar llena como a la mitad.
A las 15:15h ya estábamos en la clínica de fertilidad. Las recepcionistas de la misma comprobaron que todos nuestros datos estuvieran correctos (especialmente el pago) y a continuación nos hicieron pasar a una salita en la que dejamos toda nuestra ropa y pertenencias (móviles incluidos) y nos vestimos con un uniforme verde desechable con gorrito y patucos incluídos.
Cuando estuvimos vestidos nos hicieron pasar a una salita de espera cercana al quirófano con butaca.
Conocemos a nuestros embriones
Cuando estábamos en la salita de espera vino la embrióloga y nos mostró un papel con la fotografía de los dos embriones que nos iban a transferir. En el papel había unos cuantos datos más sobre los embriones, nuestra edad, nombres, la razón de nuestra infertilidad…
Nos confirmó que en 10 minutos entraríamos a quirófano. Que ahora estaba otra pareja, que éramos los siguientes y que éramos los últimos del día.
La verdad es que en ese momento no sé porqué estábamos los dos bastante tranquilos.
Entramos al quirófano
Al poco tiempo (a mi me pasó como un suspiro) entramos al quirófano. Dentro estaban nuestro médico, una enfermera y la embrióloga.
Primero de todo me sentaron y nos explicaron lo que iban a hacer. A continuación me hicieron una eco de la vejiga para saber que la cantidad de líquido era correcto.
Posteriormente me abrieron la vagina con una espéculo vaginal desechable (la cosa que más odio del mundo) y a continuación me rociaron la vagina con un liquido que me escoció un poco para limpiarla bien.
Mientras tanto la embrióloga preparó los embriones y los puso en un catéter de transferencia embrionaria que pasó a nuestro médico.
Él introdujo el catéter por la vagina hasta llegar al útero y allí depositó los embriones. Nosotros lo pudimos ver por la pantalla del ecógrafo. Vimos a dos gotitas blancas desprenderse y aterrizar en un fondo negro.
A continuación el médico sacó el catéter y se lo dio a la embrióloga para que ésta comprobara que ningún embrión se hubiera quedado en el catéter. Cosa que no paso.
Después de la transferencia
Después de la transfer me sacaron el catéter y estuve unos 4 o 5 minutos tumbada mientras el médico nos explicaba lo que debíamos hacer durante la betaespera. En realidad aparte de la progesterona nos comentó que poca cosa podíamos hacer por nuestra parte.
El doctor nos explicó que en ese momento entre mi útero y el embrión se iba a producir un «juego» químico en el que los dos se debían encontrar cómodos el uno con el otro para seguir adelante con la implantación.
A continuación abandonamos el quirófano, yo fui al baño y al ser la última transferencia del día nos dejaron descansar durante media horita en la sala en la que habíamos estado antes de la transferencia. Cómo dijo el doctor no hacía falta para el embrión pero si nos queríamos relajar no había problema.
Al cabo de unos 25 minutos nos quitamos los uniformes verdes, nos vestimos y nos fuimos para casa dónde descansé el resto de la tarde.
Cómo podéis ver es un procedimiento fácil, un poco incómodo en algunos momentos (el espéculo vaginal, la vejiga llena…), muy rápido pero totalmente indoloro.
Os deseo mucha suerte a todas las que estáis apunto de pasar por él.
