Parece mentira pero nosotros nos pusimos a buscar a nuestro bebé en enero de 2019. Después de 6 meses de búsqueda y después de sufrir un par de embarazos bioquímicos las primeras pruebas nos arrojaron si o si a un tratamiento de reproducción asistida.
La verdad es que la fase de pruebas se fue alargando y nos programaron la transferencia de nuestro embrión para marzo de 2020. ¡Y patapam! Llegó la pandemia. El tratamiento se suspendió un par de meses y finalmente nos realizaron la transfe en junio de 2020.
Así que todo el embarazo fue con el COVID19. ¿Y cómo lo viví?
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Cosas negativas de un embarazo en tiempos de pandemia
Creo que el peor de todo fue tener a mi madre y a mi hermana lejos. No es que vivamos a mucha distancia, pero las restricciones por el COVID nos impidieron vernos incluso durante las Navidades. Yo disfruté mucho de los embarazos de mi hermana, así que vivirlo todo sola fue una experiencia que nunca me hubiera esperado.
También el hecho de no poder compartir clases preparto presenciales, no poder conocer a otras madres o vivirlo todo encerrada en casa ha sido algo que no me esperaba experimentar cuando en 2019 nos planteamos buscar a un bebé.
Además en la mayoría de centros sanitarios no dejan entrar a las parejas de las gestantes en los controles de embarazo, en algunos sitios te «recomiendan» parir con mascarilla e incluso intentan darte el alta lo antes posible para que regreses a tu casa casi corriendo después de parir.
Al mismo tiempo, tuvimos que realizar prácticamente todas las compras del bebé a través de plataformas online porque la mayoría de tiendas, y sobre todo los centros comerciales, estuvieron cerrados durante casi todo el embarazo.
Per sin ningún lugar a dudas, lo peor de un embarazo en tiempos de pandemia es la SOLEDAD en un momento vital en el que me hubiera gustado compartir vivencias con otras mujeres, especialmente las de mi familia.
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Cosas positivas de un embarazo en tiempos de pandemia
Pues aunque no lo parezca hemos tenido algunas cosas buenas las que hemos gestado en tiempo de pandemia.
En primer lugar todos los servicios sanitarios y de seguimimento de embarazo han llevado los controles de forma ejemplar. Como todo el mundo tenía miedo de acudir a los centros de atención primaria y a los hospitales, a las embarazadas nos han tratado de 10. A menudo cuando acudía al hospital por algún control, estaba yo sola en la sala de espera del mismo y la atención era super personalizada y relajada.
También pude acudir a clases de gimnasia para embarazadas presenciales, pero con aforo tan limitado que casi erean clase particulares. Además, también encontré muchas opciones para hacer deporte durante mi embarazo en formato online que antes del COVID eran imposibles de encontrar con tanta facilidad.
Por otro lado, las clases preparto online pues no estuvieron tan mal. Me gustó la experiencia de poder realizarlas en mi pijama sentada sobre la cama y bebiendo un té bien calentito.
Las restricciones de movilidad también hicieron que pudiéramos concentrarnos en las preparaciones para la llegada del bebé. Nos dedicamos a decorar, a arreglar algunas cositas de la casa que hacía tiempo que queríamos actualizar y a disfrutar también de tiempo en pareja.
Al mismo tiempo también nos ahorramos visitas protocolarias en casa, visitas «pesadas» en el hospital y pudimos disfrutar los dos juntos de los primeros días en casa con nuestra bebé.
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Todas las situaciones tienen cosas buenas y malas pero lo más inteligente es siempre sacar el lado bueno de todo lo que nos pase en la vida.