Fertilidad

Del duelo genético a la llegada de nuestro bebé: La adopción de embriones

Os estoy escribiendo y justo en la habitación de al lado tengo a mi pequeño milagrito que nació hace poco más de dos meses.

Hace justo un año estaba empezando el proceso de mi primer tratamiento de fertilidad y la vida de mi marido y la mía estaba apunto de cambiar para siempre.

Después de meses de buscar embarazo natural, de muchas pruebas por mi parte… finalmente un seminograma rutinario determinó, a mediados del 2019, que mi pareja no producía espermatozoides. Fue un choque total. A nuestro lado todo el mundo estaba teniendo bebés y para nosotros parecía cosa imposible.

Pruebas, pruebas y más pruebas…

Las siguientes semanas y meses nos ocuparon muchísimas pruebas, demasiadas. Pero todo parecía indicar que deberíamos encaminarnos a la donación de esperma si queríamos ser papás. Tampoco funcionaron las vitaminas, la acupuntura…

Así que a finales de 2019 empezamos a buscar clínica de fertilidad.

La Clínica de fertilidad

Buscar la clínica de fertilidad adecuada para cada persona o pareja es algo complicado. Cada persona o cada familia valora cosas distintas o presenta diferentes necesidades. Además cuando entras en este mundo tampoco tienes muy claro cuanto tiempo necesitarás para que tu sueño se haga realidad. Ya hablé sobre la búsqueda de clínicas en este post. Mi consejo es que busquéis una clínica que tenga un muy buen laboratorio y que confiéis en el doctor o doctora que lleve vuestro caso, que tengáis feeling con esta persona.

Ha llegado el momento en el que se plantea que debéis utilizar un donante

A nosotros casi todas las clínicas de fertilidad que visitamos nos sugirieron utilizar mis óvulos y fertilizar la mitad con el semen de un donante y al resto con el semen de mi pareja. La verdad es que a nosotros esta opción nos pareció una tontería. Teníamos bastante claro que sería casi imposible que pudiéramos conseguir un buen resultado con el semen de mi pareja por lo que únicamente contemplamos la opción de un donante pero fuimos más allá.

Para nosotros ser padres era un proyecto de pareja. Era muy importante que los dos nos sintiéramos 100% implicados con el bebé que iba a llegar. Así que lo hablamos y contemplamos la opción de la adopción de embriones

El duelo genético

El duelo genético nos duró una tarde. Si nos daban el resultado de su primer seminograma un jueves por la mañana, el día después ya estábamos hablando de la adopción de embriones. La película favorita de mi marido es Gattaca, así que para él era una señal.

Para nosotros era tan importante crear una familia juntos que el modo era un poco igual. Ni lo pensamos mucho. Nos informamos sobre esta opción y al visitar las diferentes clínicas dijimos que para nosotros la adopción de embriones era una prioridad.

¿Miedo antes de la transferencia embrionaria?

En realidad los días anteriores y posteriores a la transferencia embrionaria tuve un «marrón» a nivel laboral bastante importante y mmmuy pero que muy estresante. No sé porque estuve tan centrada en resolver todo aquello que no pensé mucho en la transferencia. Tanto en los días anteriores como en los posteriores. Así que mi consejo es el siguiente:

Las que países por ello debéis intentar concentraros en otras cosas antes y después de la transferencia. Si podéis iros de fin de semana los días antes de la transferencia, focalizad vuestras energías en otras cosas y si podéis, también debéis intentar estar ocupadas durante los días anteriores a la betaespera.

La beta y el embarazo

El día anterior a la beta me hice una prueba de embarazo y salió positiva pero, incluso así, pasé más nervios el día de la beta que durante todos los días post transferencia. También los días previos a la primera ecografía, aunque me encontraba fatal y mi médico me decía que esta era la mejor de las señales.

El embarazo fue bueno. A partir de la semana 14 se me fueron todos los ascos y en ese momento disfruté todo lo que pude de este embarazo.

¿Dudas durante el embarazo?

Por alguna razón extraña durante todo el embarazo no pensé nunca en como sería mi pequeña. Era mía, nuestra y ya está. Por supuesto era una sorpresa total, pero qué niño no es una sorpresa total. Mi pareja si que estaba en algunos momentos preocupado por como sería. Si sería parecida a mi. Ya que aunque es fruto de un embrión adoptado, según diversos estudios un mismo embrión no se desarrolla igual en úteros diferentes. Por lo tanto el útero de la futura mamá «programa» a su antojo el bebé que va a venir.

El momento del parto

La felicidad más absoluta inundó nuestras vidas el día que nuestra bebé llegó al mundo. Nunca olvidaré cuando me la pusieron en brazos y vi que sus ojos, muy chiquitines me miraban medio dormidos. En ese momento te conviertes en familia y todo lo demás se olvida. Nos importa bien poco que tenga nuestro ADN o no. Una familia o un bebé únicamente entienden de amor.

Y ahora

Pues no podríamos estar más agradecidos a la vida. Nuestra hija es preciosa. Somos una familia pase lo que pase. El amor que sentimos por ella traspasa los límites de todo y esperamos poder explicarle, cuando tenga edad para entenderlo, que teníamos tantas ganas de tenerla que hicimos todo lo que pudimos para traerla a este mundo.

Así que animo a todos los que deseáis ser padres y que quizás vuestros gametos no pueden hacerlo posible que os miréis las opciones de la ovodonación, la donación de semen o la adopción de embriones como una posibilidad maravillosa.

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