Alimentación,  Salud

La miel: un poderoso antibiótico que nos regala la naturaleza

Vivimos en la era de los antibióticos. Sin darnos cuenta los utilizamos para todo. Tengo familiares que por un simple resfriado se toman todo tipo de antibióticos sin parar. Y a menudo esto acarrea numerosos problemas para nuestra salud.

Por ejemplo, ya hemos visto en algunos post anteriores como el consumo de antibióticos puede acarrear la aparición de una Candidiasis.

Pero además de esto, el abuso de los antibióticos nos lleva a otra situación mucho más peligrosa.

Resistencia a los antibióticos

Los humanos cada vez somos más resistentes a los antibióticos. Incluso a los más poderosos. De hecho, se considera ya que la resistencia a los antibióticos se está convirtiendo en un peligro real, ya que lo que conocemos como superbacterias tienen capacidad de mutar en otro tipo de bacterias que ya no responden ni tan siquiera a los antibióticos más potentes reservados para las peores infecciones.

En cierta manera, ya existe un peligro real de que pronto vivamos en un mundo en el que la gente pueda fallecer por pequeñas infecciones que ahora mismo consideramos insignificantes como por ejemplo un resfriado común. Y es que aunque se ha avanzado mucho en el estudio de nuevas familias de antibióticos, el ritmo de la mutación de las bacterias infecciosas ha aumentado más rápido.

Y muchos nos preguntamos, debemos asustarnos. Pues seguramente lo que debemos hacer es mirar hacia la naturaleza, que tiene la respuesta para al menos algunas infecciones leves y comunes, y uno de los antibióticos más poderosos que existen, es sin duda la miel.

La importancia de las abejas y la miel

Las abejas y la miel son nuestra fuente de vida. Sin las abejas no podríamos vivir casi. Ellas polinizan las plantas del huerto, de donde salen más de un tercio de los alimentos que consumimos en la mesa. Para que hayan buenas verduras deben existir abejas cerca. Además la miel, producto que tenemos gracias a los procesos que realizan las abejas, es el edulcorante más antiguo del mundo y atención NUNCA CADUCA.

La miel tiene muchas propiedades, cura heridas, sirve para realizar ungüentos o para combatir resfriados y si nos tomamos algún tipo de miel específica podemos conseguir un efecto multiplicador. Os pondré algunos ejemplos.

La miel de tomillo va muy bien para combatir la faringitis, la afonía y la tos convulsiva, y también desinfecta y cicatriza heridas. O la miel de tilo se recomienda para el buen funcionamiento de las tripas, tonifica el estómago y combate el dolor de cabeza y la arteriosclerosis.

De hecho, el polen también es muy importante a nivel inmunológico ya que ayuda a aumentar las defensas de nuestro organismo, además el propóleo es una fuente muy importante de antioxidantes, y la jalea real es eficaz en casos de hipertensión y, usada externamente, va bien para los eczemas.

Pero aquí entraríamos en un tema muy largo que daría para muchos posts o para muchos libros. Pero si realmente os interesa el tema os recomiendo el libro (está únicamente en catalán): El llibre de la mel: Apicultura popular i plantes mel·líferes.

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Miel de Tomillo ideal para curar enfermedades de la vía respiratoria

La naturaleza antibacteriana de la miel

Pero volvamos al tema que nos atañe, la miel como alternativa a los antibióticos es una área de investigación apasionante con resultados sorprendentes. Se ha demostrado ampliamente que la miel utilizada sobre heridas y quemaduras tiene un efecto beneficioso en el tratamiento de infecciones de heridas.

De hecho, algunas instituciones como por ejemplo NICE (National Institute for Health and Care Excellence) afirman que se debe evitar el uso de antibióticos en el tratamiento de primera línea contra la tos y otras infecciones del tracto respiratorio superior, y sugiere utilizar miel en su lugar.

¿Y cómo actúa la miel como antibiótico?

La miel tiene enormes propiedades curativas documentadas desde tiempos inmemoriables ( los antiguos egipcios ya la usaban con fines medicinales).

La miel es curativa porque aparte de actuar como un potente antibacteriano por ejemplo también mantiene las heridas húmedas y gracias a que es muy viscosa proporciona una barrera protectora contra las infecciones. Además ayuda a regenerar las heridas.

En la mayoría de las mieles la actividad antimicrobiana se debe a que producen enzimas de peróxido de hidrógeno. Aunque, hay otro tipo de mieles sin peróxido que también muestra efectos antibacterianos significativos.

Según diversos estudios seguramente esta capacidad antibacteriana se debe al bajo nivel de pH de la miel y a su alto contenido de azúcar (alta osmolaridad) que es suficiente para dificultar el crecimiento de microbios.

Además, las mieles de grado médico tienen una potente actividad bactericida in vitro contra las bacterias resistentes a los antibióticos que causan varias infecciones potencialmente mortales para los humanos.

Atención: No todas las mieles tienen las mismas capacidad antibacterianas. Esto puede depender de la zona geográfica en la que estén ubicadas las colmenas, de la época en la que se recolecte la miel y de las fuentes de néctar. Si queréis conocer más sobre el tema no dejéis de visitar este enlace que va directo a una investigación muy interesante.

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